viernes, 3 de agosto de 2012
SUEÑO, ARTE Y INCONSCIENTE PROFUNDO
Partiendo de un
pasado penosamente gris históricamente empobrecido, Robert Orihuela crece en su desarrollo personal y en su creación artística, generando un
terreno donde se debaten la creatividad con la belleza torturada de una flor, que al encontrar la paz hacen germinar espiritualidad.
Mariano Querol.
El sueño y
el ensueño en manos del arte plástico
La creación artística adquiere significado pleno cuando hay un
público al que la obra impacta
emocionalmente. En la posmodernidad se
han dado hechos y creando técnicas para
alcanzar, en grado máximo, el nexo entre el artista y su
público, gracias a los medios masivos
de comunicación. Esto permite la
inclusión, en el orden de lo artístico
de masas, que hasta hace poco quedaban
excluidas, del mundo del espíritu
y del goce que surge de la
Inmersión en los espacios, de sublime
belleza generados por las artes, que se abren y
florecen. Es pues hermoso poder apreciar y gozar de cómo seis jóvenes artistas;
Juan Manuel Champi, Robert Orihuela,
Samuel Pintos, Javier Ramos Cucho, Hugo Salazar Chuquimango y Lennín Vásquez con formación en la Escuela de Bellas Artes
del Perú, han encontrado una temática común y la han desarrollado con libertad personal
surgida del enriquecimiento del nexo grupal.
Las reuniones de grupo tenidas en el curso de
la creación de las obras para la muestra han permitido la conjunción de
búsquedas diferentes y, así las
discusiones intragrupales hayan sido casi inexistentes, se ha alcanzado una integración
liberadora en el sentido de llegar a diferenciar,
inconscientemente, el decurso creativo de cada cual. Complementaria y dialécticamente con lo
anterior se despiertan, también inconscientemente, rasgos y tendencias contradictorias comunes
que devienen en una expresión plástica cargada de espontaneidad, erotismo y
de honestidad en la pureza, que no
simpleza, expresiva de los artistas. La muestra resultante contiene, en conjunto,
aspectos de valor muy diferentes entre
obra y obra, incluso entre las del mismo artista, cuyo peso pictórico no me es dable
ni procedente expresar, en este contexto, como no ser a través de la emoción placentera y la
gama de sentimientos estéticos de
belleza-agrado y de fealdad-desagrado que se despiertan, en cada cual, sintiendo
cada una de las obras. Estas contienen
aspectos abstractos y figurativos,
en ambos casos las imágenes que conforman
la obra en sí, constituyen
símbolos de la complejidad
emocional-irracional siempre infinita y
variable del inconsciente y de la
vida anímica que lo incluye, que se
expresa por la vía regia del ensueño y recala en la plasmación de obras de arte como las que se aprecian en la muestra. Todo
ello redunda en el reconocimiento del esfuerzo, creatividad, técnica y
expresión pictórica emocional y
emocionada como la que, con toda riqueza creativa surgida de la vida
onírica, están regalando los
creadores de una muestra merecedora de felicitación y agradecimiento
por lo enriquecedora de la espiritualidad de quienes se adentran en ella.
Palabras
clave: pintura, posmodernidad, libertad, creatividad.
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